Cupletistas, sicalípticas y suripantas. Los Bufos de Arderius - La Fornarina, La Goya, La Bella Chelito
Hemos retomado nuestras clases tras las vacaciones de Navidad con el Madrid de finales del siglo XIX y principios del siglo XX.
En nuestra clase anterior habíamos hablado del período denominado "realismo", en el que una nueva clase social, la burguesía, desbancó a la nobleza con su dinamismo, el valor que daba a la educación, al comercio y a las mejoras técnicas y avances científicos. La posesión de tierras había dejado de ser la única forma de riqueza.
El Premio Nobel de Literatura concedido en 1904 a José María Waldo Echegaray y Eizaguirre (1832-1916) se explica en este contexto. Él hablaba de su tiempo, de la burguesía y de sus intentos de avanzar chocando con estructuras sociales y económicas demasiado inmovilistas.
En los 200 escenarios teatrales madrileños de 1900, en los que se incluirían teatros y cafés-teatro, se representaban el denominado teatro "en verso", el teatro serio; la comedia y el amplísimo cajón de sastre sintetizado en la denominación, teatro musical.
De este último hablamos en clase. Desde la ópera a la zarzuela, las variedades, el cuplé; éste era el gran negocio teatral en 1900 en un Madrid de 700mil habitantes cuyas cifras aún hoy en día, causan estupefacción. En 1900 se estrenaron, por poner un ejemplo, y sólo en lo que se refiere al género chico, cincuenta zarzuelas nuevas.
Las denominaciones de la zarzuela, Pasillo, Revista, Sainete, Juguete cómico, Parodia han sido estudiadas con minuciosidad por María Pilar Espín Templado, catedrática de literatura española, UNED.
En esta sesión, escuchamos varios momentos musicales para comprender el entusiasmo con el que el público madrileño acogía la zarzuela y un buen ejemplo es el simpatiquísimo Ya estoy, señor cabo de El Barquillero de Ruperto Chapí.
Durante nuestra clase abrimos el debate que plantea Pedro Ojeda Escudero, Filólogo, Universidad de Valladolid: "¿la zarzuela impidió el desarrollo de una ópera nacional?" o el público español no apreciaba, excepto en sus clases altas, este género de música teatral.
Desde 1830 a 1860, que surge al fin, "nuestra" zarzuela, los arreglos, traducciones y adaptaciones del francés sirvieron de entrenamiento a “nuestros escritores que no estaban preparados para el género con libretos [españoles] excesivamente líricos, graves y decentes. Los autores eran poco hábiles en el uso de claves cómicas”. Ojeda Escudero.
En 1866, una obra causa sensación en Madrid, Francisco Arderíus Bardán trae de Francia, los bufos. Si allí triunfaba esta musical cómico, quizá unos bufos madrileños también podrían tener éxito. La obra fue El joven Telémaco y sus coristas conocidas como suripantas.
Los bufos "dieron alegría y risa, en una escena teatral demasiadas veces seca, espantosa y falta de la gracia que encandila el espíritu". Pedro Villora, RESAD. Benito Pérez Galdós defendió en sus artículos periodísticos este espectáculo.
Ser actriz en el Madrid Teatral- Del 7 de octubre al 3 de febrero.
Profesora, Maribel Orgaz
El curso está completo
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