El Siglo de Oro español, la modernización del teatro occidental - Josefa Vaca y María Inés Calderón, la calderona

 


En nuestra clase del pasado 11 de noviembre, completamos nuestras sesiones dedicadas al Teatro del Siglo de Oro.
En la anterior, que puedes consultar aquí, hablamos del contexto en el que situamos a la actriz Francisca Baltasara de los Reyes, nacida en Madrid y quizá bautizada Ana Martínez pero conocida como  "La Baltasara". 

En este tiempo, en los escenarios y hasta 1630 reinó como dramaturgo Lope de Vega que dio paso a otro gran autor, Pedro Calderón de la Barca.

El Teatro moderno occidental, en palabras de Aurora Egido, Catedrática de Literatura Española en la Universidad de Zaragoza tiene su origen en nuestro Siglo de Oro. Esta modernización del teatro clásico es fruto de Lope de Vega y su Arte Nuevo de hacer comedias, al agilizar y hacer más accesible el texto, reducir a tres actos la obra y hablar al público de una manera cercana a su vida y sus preocupaciones, de otras gentes como ellos; entre otros aspectos.

En qué medida estas innovaciones fueron casi obligadas, cuando las obras teatrales pasaron de estar financiadas por un mecenas a un público que pagaba entrada y tenía otros gustos y otras formas de vida. Un público que quería ver algo más que ninfas y pastores. Si un dramaturgo quería triunfar, no podía continuar con enrevesados temas mitológicos y textos en buena medida incomprensibles. El teatro se abrió al público, el de a pie, el de la vida corriente y con él llegó una bocanada de aire fresco a las tablas.

En segundo lugar, esta modernización no fue posible sin la profesionalización de actrices y actores en compañías estables en condiciones de contratación que se respetaran, fueran transparentes y públicas. Una industria del entretenimiento como la teatral del Siglo de Oro, con estrenos en Madrid cada 3 ó 4 días no podía dar réditos económicos suficientes como para mantener hospitales y hospicios, y la enorme obra de beneficencia que soportaba a cargo de sus beneficios. Era imprescindible contar con actrices y actores competentes, de enorme disciplina y entrega a su trabajo. Algo imposible si tenían que dedicarse a otros oficios para subsistir.

En 1660, y el dato es muy significativo, estaban escribiendo teatro en Madrid 66 autores, "el teatro era un negocio boyante" Francisco Sáez Raposo, Universidad Complutense. 

En tercer lugar, nuestro teatro del Siglo de Oro, incorporó a las mujeres, a las actrices y no recurrió a hombres jóvenes disfrazados, como hacía, por ejemplo, el teatro isabelino. Esto daba al escenario español una realidad, una veracidad de vida, a la que el espectador de entonces nunca renunció a pesar de que moralistas y gentes de iglesia atacaron sin descanso al teatro y a la presencia de mujeres.

"Curiosamente, y en contra de la leyenda negra es, en España, en donde las actrices y los autores tuvieron mayor libertad para interpretar papeles femeninos", Antonio Regalado. 
 
En nuestra clase del pasado 11 de noviembre, añadimos a este revolucionario Siglo de Oro teatral, dos aspectos más: la incorporación de la música y los efectos especiales. Calderón de la Barca entiende que una obra de teatro es mucho más que un texto, un director (o autor como se les denominaba entonces) y una buena interpretación. Que un espectáculo teatral se completa y significa a través de la puesta en escena.  

Por último, y referido en concreto al tema de nuestro curso, las actrices, en el teatro español del Siglo de Oro, en un tiempo en el que las mujeres no podían ni salir de casa, si acudían a las corralas madrileñas podían ver cómo otras mujeres, actrices caracterizadas de hombres "filosofaban, tomaban decisiones y asumían el libre albedrío". Antonio Regalado. 

En Madrid, además de este maravilloso teatro popular, moderno, cosmopolita y que marcó el camino a todo el teatro occidental posterior; se dieron el teatro religioso y el cortesano. 

El teatro cortesano tenía dos lugares emblemáticos de representación, al margen de las casas de los grandes señores de entonces: el Salón Dorado del Alcázar y el Real Coliseo del Palacio del Buen Retiro. 

En este último, en palabras de la profesora Aurora Egido, las representaciones se desarrollaban con una puesta en escena "fastuosa, en una grandiosa propaganda del poder". Calderón fue muy pronto nombrado proveedor de comedias y director del Buen Retiro. El ritmo de representación era incesante. 

Según Egido, sólo en 4 meses se representaron en el Alcázar, 45 comedias. En el Retiro había escenarios al aire libre e incluso portátiles, se organizaban representaciones en el lago y una singularidad en toda Europa: en ocasiones se abría al público aunque la entrada era muy cara y sólo podían pagarla gentileshombres, funcionarios de palacio, religiosos de alto rango y burgueses pudientes. 

Es obligado mencionar, en lo que se refiere al teatro religioso, la festividad del Corpus Christi, "la fiesta más importante de una ciudad o un pueblo", Sáez Raposo. El Papa Urbano IV en 1262 quiso dar un significado especial a la eucaristía en una procesión donde la hostia se exhibiera en una custodia. En una representación de la conversión en el cuerpo y la sangre de Cristo, del vino y el pan.

Las autoridades formaban compañías ad hoc para la ocasión pero si era necesario, las retenían y recurrían a incautarles sus hatos, sus trajes, especialmente los de las actrices. Las mejores compañías tenían sus propios hatos que alquilaban a otras y se tiene constancia en 1664 de que en Madrid se envió a los alguaciles a casa del actor Félix Pascual y después a la de su suegro y después a buscarle al hospital, que fue quizá su excusa para no actuar en el Corpus con su compañía. 

El recorrido de la Procesión del Corpus Christi en Madrid era el siguiente: Catedral (entonces, sólo Iglesia de Santa María) - Plaza Mayor – Calle Toledo – Latoneros - Puerta Cerrada - San Justo - Plaza del Cordón – Platerías - Catedral.



En lo que se refiere a los dramaturgos, aunque no tuvo la popularidad de Lope de Vega ni en las tablas ni personalmente, el autor de referencia tras él, fue Calderón de la Barca.

En la monumental biografía de Calderón del catedrático Antonio Regalado, éste afirmaba con humor del dramaturgo que "era un castellano viejo desde que era joven". 

Calderón, afirmaba Regalado, trazó siempre en sus obras padres autoritarios e intransigentes, un reflejo de su progenitor y que le llevó a afirmar que el padre espiritual es más importante que el carnal. Los especialistas encuentran en su obra versos de los que no lo dudan, se referían al trato que le dispensó a él y a sus hermanos: “como una fiera me cría como un monstruo me trata”, La vida es sueño. 

Lo que nos dio pie a plantear en clase hasta qué punto hemos de saber de la biografía de un escritor para comprender mejor su obra, y en qué momento es sólo interés afectuoso hacia el autor sin que añada algo significativo a la comprensión de lo escrito.

Regalado también defiende a un Calderón con versos extraordinarios sobre las mujeres: "estudien y lidien que ser valientes y ser sabias es atribución del alma y no es hombre ni mujer", Afectos de odio y amor. 

Autor de unas doscientas obras y al igual que otros autores clásicos, nos hace preguntarnos si es un autor de suficiente interés para que en nuestros días se le siga leyendo, al margen de los especialistas o de la obligatoriedad escolar.

Luciano García Lorenzo, ex director del Festival de Almagro, planteaba además, otro aspecto de esta dificultad para acudir a los clásicos, cómo han de interpretarse: "el teatro clásico que es en verso tiene que recitarse y tiene que entenderse y que no se note que se está declamando". Según García Lorenzo, la mejor interpretación de Segismundo, protagonista de La vida es sueño, es la del actor José Luis Gómez, de quien escuchamos unos minutos en este vídeo.

Ni los actores ni nosotros pertenecemos ya a un tiempo como aquel siglo de oro, en el que se acudía a una corrala entre mosqueteros y la cazuela, entre zarabandas y tonadillas, a escuchar obras con textos declamados, leídos o interpretados en verso. 

En nuestra clase, hablamos también del escándalo que provocaba la zarabanda, de moda en tiempos de Calderón y que despertó ataques furibundos de moralistas y gente de Iglesia "ha salido estos años un baile tan feo en los meneos que baste para pegar fuego a las personas muy honradas", padre Juan de Mariana. Esta alegre danza fue calificada como “deshonesta y viva invención del demonio”.

Si en nuestra clase anterior, conocimos a la Baltasara como el mejor ejemplo de mujeres interpretando papeles de hombre, en esta ocasión hablamos de María Inés Calderón, la calderona. De la que carecemos de una biografía rigurosa y de la que apenas sabemos algunos datos que parecen apuntar a una actriz culta, que sabía leer y escribir, y componer versos. Una rareza en el Siglo de Oro ya que las actrices eran analfabetas y aprendían de oído su papel

María Inés, según se afirma, fue una niña expósita criada por el prestamista de cómicos, Juan Calderón que era amigo de Lope de Vega y la actriz y autora, Josefa Vaca la Gallarda. 

Vaca era hija de la comedia y madre también de la actriz, Mariana Vaca. Recorrió con su compañía, porque se tiene constancia de que ella era la autora y no su marido, incluso Portugal y fue recordada durante mucho tiempo en los corrales madrileños con gran cariño. De ella dijeron que era “embeleso de difuntos”, Quevedo, y alabaron su “don escénico y gracia de acción”, Lope de Vega.

Se especula que el padre de María Inés, que tenía otra hija mayor, si bien permitió a la primera ser actriz, hizo ingresar a la niña acogida en un convento y quizá por eso tuvo una educación mejor que otras compañeras de profesión, que desde muy niñas sólo eran adiestradas en la actuación. María Inés aprendería entonces a leer y escribir.

Juan Calderón buscó un marido para María Inés, un comerciante adinerado pero, y esto de nuevo entra en el terreno de la especulación, ella quería ser actriz y ayudada por Vaca, afirmó que se vió obligada a casarse con un actor de la compañía, Pablo Sarmiento a pesar de que se tiene certeza de que él era marión. 


María Inés debutó en el corral de Alcalá de Henares y recorrió después Toledo, Valladolid, Segovia, Zaragoza, Barcelona y Valencia para debutar, al fin, en 1627 en el Corral de la Cruz. De ella se dijo que tenía una "voz hermosa y profunda y declamaba y componía versos". 

Fue, según parece, en el Corral de la Cruz en donde Felipe IV de España, «el Rey Planeta», la vio actuar y se enamoró de ella, manteniendo durante casi diez años una relación con María Inés que dio a luz un hijo, el único reconocido de los casi cuarenta ilegítimos que el rey tuvo: Juan José de Austria.

De 1643 a 1646, encontramos a María Inés como la Abadesa María de San Gabriel del Real Monasterio de San Juan Bautista en Valfermosa, Guadalajara. El motivo, aventuran los historiadores, es que el año de su ingreso fue el de la presentación en público de su hijo. A los 14 años se le concedió la dignidad de príncipe, y el priorato de la Orden de San Juan. Era intolerable que un caballero tuviera a una madre actriz.

Los datos acerca de la calderona, después de 1646 son precarios. Quizá murió en el monasterio en 1646 o quizá escapó del monasterio para intentar reunirse con su amante, Ramiro Núñez de Guzmán, enviado a Nápoles en 1643, embarcando en Valencia. Una leyenda afirma que los roders, bandoleros de las sierras valencianas, estaban acompañados de una mujer muy bella, una antigua cómica, y que por este motivo, la sierra se llamaba de la Calderona.

La última fecha es la de 1678 cuando se anota por última vez en la contabilidad de la cofradía de cómicos de Madrid, una entrega de limosna a María Calderón. Se especula entonces, si sería la calderona y si esta fecha sería, realmente, la de su fallecimiento ya que tras unos años en Valencia, lo que hizo fue volver a Madrid.  



UP Miguel Delibes - Alcobendas

Ser actriz en el Madrid Teatral- Del 7 de octubre al 3 de febrero.

Profesora, Maribel Orgaz

El curso está completo











Comentarios

Entradas populares de este blog

Mimas y pantomima en la Roma Imperial y en la España romana

Las actrices salen a escena - Los corrales de comedia en Madrid